sábado, 22 de octubre de 2011

CAPITULO 3

Ahora mismo, después de lo ocurrido:

-¡¿Qué?!
-Pero Sara, sabes que no le puedo negar nada a Chema y nadie se pueden quedar con el-explica mi padre mientras revuelve la ensalada-no te estoy diciendo q estés siempre con el, pero ayúdale en el instituto y cuando salgas, le enseñas el barrio.
¿Por que será que nadie puede o mejor dicho, quiere? Todos sabemos la respuesta.
-Papá, yo tengo mi vida y necesito intimidad-digo muy digna-¿no puede hacer todo eso Álvaro?
-¡He! A mi no me metas-se queja mi hermano-suficiente que tiene que dormir con migo hasta que traigan su cosas.
Estamos apañados.
-Mira, Sara, va ha ir a tu clase y tiene tu edad, por eso, quien le va a ayudar a integrarse, vas a ser tu-dice mi madre con el mismo dulce tono de voz de siempre-¿Por qué no os cae bien?
-Es un pijo-dice Álvaro.
-Se cree muy guapo-rebatí yo.
-No, se cree más guapo que yo.
Casi me atraganto con el pan, Álvaro siempre sabe sacarme una sonrisa. Y la verdad es que Álvaro es guapo, o eso dicen todas mis amigas.
-Además se porta con las chicas fatal, primero las trata como princesas y después las desecha como una mierda-digo yo con todo mi orgullo femenino.
-Se me ha quitado el hambre-susurra mi hermano.
-A mí también-me levanto de la mesa y me dirijo ha mi cuarto, no sin antes oír a mi madre:
-Pues a mi me parece un chico estupendo.
Jaime Derquí , a Álvaro y a mi nos cae fatal, de pequeños jugábamos siempre los tres juntos y mi hermano era, por así decirlo, el líder, por  que era dos años mayor que nosotros, y Jaime solo me saca un mes y un día. Pero el chico esta muy bueno y a partir de los trece años se dio cuenta del efecto que causaba en las chicas y empezó a cambiar. Y ahora con 16 años ni te cuento, como ahora esta cachas. Pero ¿adonde quería ir yo? a si. Sus padres y los míos trabajan mucho en el extranjero, y según ellos no nos podemos quedar solos. Pero como Álvaro ya tiene 18 años (no es que sea muy maduro), nos las apañamos. Antes nos cuidaban Iñigo y Lucia, mis otros dos hermanos. Lucia tiene 22 años e Iñigo 25, pero ya se han independizado. Pero el caso es que ha Jaime nadie le quiere consigo y nos tenemos que comer el marrón nosotros mientras mis padres y los suyos se van a trabajar a Alemania. ¡Gran putada!


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